7 feb 2013

El caldero Gundestrup, un par de detalles preciosos






El llamado Gran Caldero Gundertrup fue encontrado en la pequeña turbera en forma de olla de Raevemosen en Gundestrup (norte de Dinamarca) en 1891.  Fue depositado en dicho lugar totalmente destrozado durante la Edad del Hierro, probablemente como ofrenda religiosa, al igual que tantísimos otros hallazgos de la misma época encontrados en distintas turberas  de la zona.  La decoración tiene una fuerte influencia céltica, es probable que formase parte del botín en alguna de las campañas de los cimbrios por Europa.  Ciertamente se trata de una pieza única tanto en decoración como en valor debido a la cantidad de plata que utiliza.

Está realizado con 13 láminas de plata dorada decoradas que cubren el fondo de un tazón, cada placa lleva decoración en bajo relieve.  En la parte exterior se ven dioses y diosas en una procesión ritual  escenas de sacrificios, luchas de toros.  Debido a el paralelismo entre deidades, es muy probable que las gentes de la Edad del Hierro de la zona reconociese los rasgos de sus dioses locales o incluso puede que se apropiaran de alguno de ellos.  Piezas de madera del mismo periodo llevan decoración similar aunque mucho menos refinada. 

Destaco aquí varias de las escenas que considero de una increíble belleza.

En una de las placas exteriores aparece la diosa del amor, en su mano derecha lleva un pájaro, símbolo de la diosa, a su alrededor hay dos pájaros más.  A la izquierda una sirvienta la peina y otra mujer aparece sentada junto a su codo derecho.  Por encima se ve un perro que se ha identificado con la diosa de la muerte.  La muerte también aparece reflejada en las figuras que aparecen debajo del pecho, una persona y un perro, ambos posiblemente muertos.  



Otra placa, esta vez del interior, podría representar un sacrificio humano.  Unos guerreros van a en procesión a ambos lados de un árbol de la vida, que nace del caldero en el que se vierte la sangre de las víctimas.  Debajo hay guerreros de a pie, interpretados como prisioneros de guerra que van a ser sacrificados, en la fila superior los guerreros van a caballo, quizás son las mismas víctimas del sacrificio ensalzadas aquí gloriosamente.  El perro, de nuevo la muerte, recibe a los condenados, los jinetes son guiados por la serpiente.  


Dice Estrabón en su "Geografía" sobre los sacrificios de prisioneros en Germania: "Entre las mujeres que les acompañaban en sus campañas de guerra había adivinas que eran a la vez sacerdotisas, grises por la edad, con vestiduras blancas, cubiertas con capas de finísimo lino y un ceñidor de metal, pero sin zapatos.  Esas mujeres entraban en el campamento, iban hacia los prisioneros con una espada en la mano, los ceñían con guirnaldas y los llevaban hasta un caldero de bronce en el que cabían 20 medidas.  Una de ellas se subía a un pedestal e inclinada sobre el caldero cortaba el cuello al prisionero  que era entonces alzado por encima del borde del caldero.  Otra le abría el cuerpo, examinaba sus entrañas y pronosticaba la victoria de los suyos."

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